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¿Te gusta el dinero?

¿Te cuesta conseguirlo y/o ahorrar?

¿Piensas a menudo en él?

Una persona sana apenas piensa en la salud. De un modo análogo, tu relación con el dinero está equilibrada cuando estás tranquilo respecto a él.

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Seis ritos de iniciación financiera para padres

Si quieres dirigir a la gente, debes antes aprender a seguirla

Lao Tse. Tao Te Ching

¿Es importante enseñar finanzas a nuestros hijos? Si así es, ¿Cuál es el mejor momento para empezar? ¿Qué podemos hacer en casa para ayudarles a familiarizarse con el dinero? ¿Tienen las generaciones mas jóvenes interés por los temas financieros? ¿Cómo abordar esas preguntas incómodas que en ocasiones nos plantean?

Es muy difícil guiar a alguien por un camino que no hemos recorrido. La coherencia y predicar con el ejemplo son dos requisitos evidentes cuando acompañamos a nuestros hijos. Por eso, si queremos ofrecerles una vida financiera sana, es conveniente empezar por cultivar esta salud en nosotros mismos. Para ello tienes muchos recursos en esta página que puedes explorar. Pero hoy estas líneas están dedicadas a los más jóvenes. En ellas te comparto consejos y sugerencias para acompañarles a construir una sana relación con el dinero. Si al ponerlas en práctica te apetece compartir tu experiencia, dudas o sugerencias, te invitamos a hacerlo en los comentarios finales. Empieza la función:

1. Nunca es pronto si la dicha es buena.

 La mejor edad para empezar a hablarles de dinero es cuando empiecen a preguntar. Alrededor de los cuatro o cinco años, cuando entienden los números, puedes ofrecerles ir a comprar el pan con unas monedas o recibir una pequeña compensación por ayudar en casa. Entender el intercambio es el punto de partida.  

Según Warren Buffet, el mayor error de los padres al educar a sus hijos en aptitudes financieras es esperar a la adolescencia en lugar de hacerlo en preescolar.

Lo dice un magnate nonagenario que instauró sus primeros “negocios” a la edad de seis años. Lo que aprendemos en la infancia lo integramos con mayor facilidad, así que ¡Manos a la obra!

2. Nunca es demasiado tarde, princesa. 

Para todos aquellos que no empezamos a hablar de estos temas con nuestros hijos en su más tierna infancia, hoy puede ser un gran día. En nuestro país no tenemos muchos datos al respecto, pero te comparto las conclusiones de un estudio que se realiza anualmente en Reino Unido entre estudiantes menores de 18 años[1]. Aunque allí la educación financiera es curricular, el 75% de los alumnos confiesa que su familia es la principal fuente de aprendizaje respecto al dinero. La cifra sube hasta el 88% si sumamos los que se declaran autodidactas. En España esta cifra sería el 100%, ya que en las escuelas no se enseñan finanzas.

Así que si aún te preguntas si merece la pena empezar ahora, te animo muchísimo a hacerlo.

3. El poder del lenguaje. 

Los mensajes que nos llegan en la infancia acerca del dinero se convierten muchas veces en profecías auto cumplidas en nuestra vida adulta: “Los Martínez somos derrochadores” o “Para ganar dinero hay que esforzarse mucho” pueden derivar en personas incapaces de ahorrar en el primer caso o en adictos al trabajo que nunca logran los resultados con facilidad en el segundo. ¿Qué relación te gustaría que tuvieran tus hijos con el dinero? ¿Qué puedes hacer para favorecerla? ¿Qué mensajes puedes transmitirles hoy para ayudarles a tener una relación amable con esta energía?

4. Pasito a pasito. 

Definir pequeñas metas que puedan alcanzar con sus ahorros es una forma divertida de aprender a usar el dinero: “Si ahorras la mitad de lo que cuesta ese videojuego, yo te ayudo con el resto”.  Acompañarles a posponer satisfacciones presentes por objetivos futuros es una valiosa lección de vida, no sólo en el ámbito financiero.

5. Volver a empezar. 

Aprender es también equivocarse. Si vemos los errores como parte del aprendizaje, los llevaremos mucho mejor. Permite que tus hijos manejen un presupuesto acorde a su edad, su entorno y lo que consideres razonable. Si se equivoca gastando de más, tal vez puedes invitarle a conseguir vías de ingresos alternativos (clases particulares o lavar el coche de su tío…) para resolver la situación.

6. Esos locos bajitos con grandes ideas.

La infancia y adolescencia es un momento ideal para despertar en ellos su capacidad de emprender nuevos proyectos. Si se le da bien pintar (o coser, o la informática, o los animales…) anímale a resolver necesidades del entorno utilizando sus capacidades y a recibir a cambio una compensación económica. Tal vez de mayor sea capaz de ofrecer valor a la sociedad haciendo eso que le encanta y se le da bien. 

Y como primer paso en este camino compartido con tus hijos, te invito a hacer un pequeño ejercicio. Consiste en tomar conciencia de lo que les dices sobre el dinero en tu día a día. Apúntalo en una libreta y – mejor aún- pide a las personas de confianza de tu entorno que te ayuden a hacer este ejercicio de observación. Muchas veces no somos conscientes de lo que decimos y hacemos. Un buen espejo puede ser de mucha utilidad. Cuando tengas todos esos mensajes, trata de dibujar en el mismo papel cómo te gustaría que fuera el futuro financiero de tus hijos. ¿Permiten esos mensajes llegar a la meta que has dibujado? ¿Cómo podrías matizarlos para hacer el recorrido más sencillo y amable?

¿Qué más quieres hacer para acompañar a tus hijos a armonizar sus finanzas con sus objetivos vitales? ¿En qué podemos ayudarte en este proceso? 

Espero que haya sido de utilidad y que disfrutes del camino. Muchas gracias por tu atención y compañía

Maena González

Economista y madre


[1] The London Institute of banking and finance. Young person´s money index 2020/21

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